Bernardino de
Sahagún, Martín de la Cruz y Francisco Hernández, hombres ilustrados del siglo
XVI, dejaron constancia de los conocimientos que los antiguos mexicanos tenían
de la naturaleza y el cuerpo humano, las enfermedades y la terapéutica, en
especial de la herbolaria. Gracias a sus obras, hoy día conocemos al menos 1647
plantas usadas hace 500 años, además, permitieron conservar conocimientos
ancestrales, obtenidos empíricamente por observación y el largo método
experimental de acierto-error, que junto con el pensamiento mágico religioso se
integran en la herbolaria indígena. Algunas especies ampliamente utilizadas
desde la época prehispánica y que cuatro siglos después se continúan usando en
la medicina popular mexicana, lo cual demuestra la persistencia del
conocimiento transmitido oralmente puesto que estos textos han permanecido
inéditos durante siglos y solo recientemente empiezan a difundirse. Algunas de
estas plantas estudiadas en el Instituto de Química de la UNAM son: Montanoa
tomentosa (cihuapatli o medicina de mujer), Casimiroa edulis (cochitzapotl o
iztactzapotl, zapote del sueño o zapote blanco), así como de Datura spp
(“Toloaches”) y Psacalium decompositum (Matarique). Dichos estudios indican que
estas plantas contienen compuestos con actividad farmacológica que explican
racionalmente, ya sea en todo en parte, sus antiguas aplicaciones médicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario