Nuestros antepasados aztecas
desconocieron el estudio de la unión del hueso entre sí. No establecían
distinción entre arteria y venas a las cuales llamaban ¨ezcotli¨, generalmente
aunque si aplicaban el nombre de¨ ezcocopitzactli¨ a los vasos más delgados. A
las articulaciones las denominaban ¨ zaliuhyantli¨. Los nahoas dieron nombre a
las principales articulaciones de los miembros y a los diferentes segmentos del
cuerpo, y algunos órganos y viseras.
La fisiología entre los antiguos
mexicanos.
Los antiguos mexicanos
tuvieron una idea elemental de las diversas funciones que ocurren en el
organismo. Se dieron cuenta de la circulación de la sangre, por virtud de un
signo exterior cardiaco, la pulsación de la punta del corazón, y de la
circulación de las arterias.
Tenían ideas rudimentarias
acerca de la digestión y del aparato donde esta se llevaba a cabo.
A los mexicanos antiguos no le
pasó inadvertida la causa real o aparente de algunas enfermedades y
comprendieron como por ejemplo, la influencia determinante del frio para
contraer el reuma o el catarro.
Llamaron ¨cocolli¨ a las
enfermedades en general, supieron también que unas enfermedades se transmiten
por contagio y les dieron el nombre de ¨cocoliztli¨. Esta observación la recogieron
probablemente en el curso de las epidemias o ¨temoxtli¨.
Enfermedades
del aparato digestivo.
Distinguían algunos síntomas
pertenecientes a las enfermedades del tracto digestivo, como la sialorrea o
“chichitl”, y los vómitos o “nezotlaliztli”, distinguiendo a la vez las
siguientes variables: los que tenían flemas “alahuac”; babas “istlactli”; y
sangre “eztli”.
Dieron también nombre propio a
la enteritis, la oclusión intestinal y las parasitosis intestinales, entre los síndromes
describían la disentería o “tlecoaciuiztli”.
Enfermedad
del sistema cardiovascular.
En este aspecto de la
medicina, conocieron y nombraron algunos síntomas, el dolor precordial o
“yollotencualiztli”.
Se puede decir otro tanto de
las modificaciones que pudieron observar en los caracteres del “tecuica” o
pulso.
Enfermedades
del aparato respiratorio.
Se conocen algunos síntomas
como: la hemoptisis “piapiazquetzaliztli”; la tuberculosis también llamada
“tetzauhcocoliztli”.
Diversas enfermedades del
aparato respiratorio tuvieron asimismo, nombre propio: el catarro nasal o
“tzonpiliniztli”, la bronqutis o “tlatlaxiliztli”.
Enfermedad
de la piel.
Se conoce en esta etapa a los
lunares, se conocían con el nombre de “tlaciuiztli”, el prurito o
“cuecuetzoquiliztli” y “teococoliztli”: enfermedad de los dioses o enfermedad
sagrada a la elefantitis.
El término genérico de
“zahuatl” se aplicaba a varias enfermedades con lesiones en la piel: el de
“chincual” a la urticaria y “xiotl” a la psoriasis.
Enfermedades
del sistema nervioso.
Conocieron la locura
propiamente dicha de la cual distinguieron 2 formas, la grave o furiosa o
“tlahuillilocayotl” y la discreta o “xolopeyotl”.
Por lo regular suponían como
causa de las formas de locura muy activas, al envenenamiento por “toloatzin” o
toloache.
La nomenclatura que usaron se
refiere a los síndromes y a la evolución de la enfermedad, pues llamaron
“cocototzauhqui” a las hemiplejias; “tlanquatzocotlic” a las paraplejias,
“vilatzin” a las paralisis avanzadas o agravadas e “ixpoliuhqui” a las parálisis
de una manera general, a la epilepsia “huapahualiztli”.
Aparato
sexual masculino
Al órgano masculino le
llamaron “yulli”, a la impotencia le llamaron “totomiauiliztli”, nombraron
también como entidades separadas a la blenorragia, chancros y a los bubones.
Aparato
sexual femenino
Es posible que allá
discriminado diversas especies entre los padecimientos de tal grupo. Al órgano
femenino lo llamaban “cuichil”.
Enfermedades
infecciosas
También conocieron el
“tabardillo” o “tifo”, y algunos lo identificaban como “maclatezahuatl”, el
sarampión era llamado “tepitonzahuatl” y la viruela “hueyzahuatl”.
La sífilis fue ampliamente
conocida y en su etapa terciaria se aconsejaba el tratamiento por medio de
baños de vapor.
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